Como un evento puede cambiar tu estado de ánimo


Este fin de semana tuve el tercer módulo del Practitioner de PNL que estoy haciendo con Creasistema. Este módulo en particular me ha encantado. En el momento que comentaron el tema del módulo - “Estados de Ánimo” - me gustó la idea. Es un tema que siempre he querido controlar en mi, al menos todo lo que esté dentro de mis posibilidades. Entre los ejercicios que nos recomendaron para este mes, figuraba uno en el que tendríamos que apuntar momentos en los que tuviéramos cambios de humor o, experimentáramos sensaciones diferentes. El fin es conocer las razones que producen estos cambios.

Hoy me pasó algo que cambió mi estado de ánimo y quería compartirlo con ustedes. Les cuento:

Llegué al trabajo tranquila, relajada, sonriente. Todavía no había nadie en la ofi y me puse a preparar dos infusiones y la cafetera para los compañeros (y para mi también ¿eh?).

Fueron llegando poco a poco, yo tenía mi infusión sobre la mesa. Me dio un poquito de hambre (o antojo según se mire) así que me levanté y cogí dos galletitas y volví a mi mesa. No había pasado ni dos minutos cuando de repente... ¡¡¡PUUUMMM!!! había explotado la cafetera, más bien salió volando. Todo estaba manchado de café, pero todo todo. ¿La habría cerrado mal? Probablemente si. Menos mal que no había nadie cerca en ese momento y lo único que tuvimos que hacer fue limpiar todo. Un sentimiento de culpa y de enfado conmigo misma me invadió y le pegó una patada en el trasero a mi tranquilidad y a mi buen humor mañanero.

De nuevo volvió a mi mente el sentimiento que no me abandona (como Rexona) hace al menos una o dos semanas. Me siento gafe, como si alguien me hubiera echado un mal de ojo mirándome fijamente y refunfuñando: “a|#~¨Ç¨*;<<joei@#@@}{]!” que vendría significando más o menos: “te vas a cagar pequeña jejeje” (disculpen por el lenguaje de la vocecita interior). Lucho contra ese sentimiento. En cada momento “gafe” logro que el enfado dure menos. Mi intención es llegar a que no me condicione, simplemente aceptarlo y llevarlo lo mejor posible.

Estoy intentando aplicar lo aprendido este fin de semana. He de admitir que es complicado y que ahora mismo tengo una presión en la frente, justo sobre los ojos, que es bastante desagradable. Mis compañeros y mis amigos me están sufriendo y me están ayudando a verlo con más positivismo, aunque en el fondo (y no tan en el fondo) se trata de una tarea mía, solo mía.

Mañana volveré a poner la cafetera aunque las ganas son realmente pocas. Me da miedo que vuelva a saltar por los aires. No quiero que se convierta en un ancla y, que cada vez que vaya a preparar una cafetera me asuste, así que naada, no pasa naaada, correré el riesgo. 

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Monica Frey Grimm

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