Si estás algo desorientado, si no sabes exactamente cuál es tu vocación, presta un poco de atención a tus fantasías. Tener en cuenta todo aquello en lo que piensas cuando sueñas despierto te ayudará a descubrir cuáles son tus principales intereses.
Dicen los expertos que la vocación es una suma entre la aptitud personal, la constancia y, sobre todo, el interés. Este último valor es el motor que nos dará la energía necesaria para superar las difcultades y conseguir nuestros objetivos.
¿Cuál es el argumento principal de tus sueños? ¿En qué piensas cuanto tu mente está libre? ¿En subir montañas, salvar la humanidad, escribir un libro...? No se trata de ideas sin fundamento, son la semilla que dará paso a tu verdadera vocación.
A la hora de elegir tu verdadero camino, no pienses por encima de todo en el estatus que te supondría tal o cual ocupación o en lo contentos que se pondrían tus padres o tu pareja, sino en lo que tú realmente quieres, en aquello que te produciría una auténtica satisfacción personal.
Acepta el desafío. Sabrás si el camino que has elegido es el correcto cuando, a la hora de enfrentarte con las primeras dificultades, en lugar de tomarlo como una obligación, lo tomas como un reto. De esta manera, tendrás la fuerza necesaria para conseguirlo.
Haz de tu pasión, tu profesión